lunes, 11 de marzo de 2013

Chico o chica.-


Hace mucho tiempo había un matrimonio sin hijos que vivían en Tornavacas.
El padre quería tener un hijo y la madre, una hija.
Un día la madre quedó embarazada. Dio a luz a un niño y le llamaron Roberto. Pasaron dos años y nació una niña, que llamaron Lucía.

Pasaron los años y los niños se hicieron mayores.
A la hora de elegir carrera el niño eligió ser juez; su hermana, para no ser menos, también quiso, pero tuvo que conformarse con ser maestra.
El día en que se examinaron, aprobaron los dos.
A las ocho de la tarde hubo una gran fiesta a la que fueron invitados pero ... )a qué hora llegará cada uno?



Los padres dejaron al niño quedarse hasta las dos de la mañana y a la niña hasta las doce.
La niña, obediente, llegó a las doce sana y salva; mientras que el niño llegó borracho.
Al día siguiente, el niño se quedó en la casa mientras su hermana ordenaba la casa.

El muchacho tuvo un difícil caso, su amigo le había robado el bolso a Lucía y (cómo no!, mandó encarcelar a su amigo, aunque minutos después se arrepintiese.


En el colegio, los niños siempre querían dar clase con ella porque era buena y bondadosa.
Había aprobado a todos los niños y había dado siete matrículas de honor.
Con el tiempo empezó a cambiar y suspendió a la mitad de los niños de su clase.



No sólo se conformó con suspender a varios niños sino que se empezó a portar como si de un hombre se tratara: reñía mucho, desobedecía bastante y siempre llegaba tarde, en fin, nadie comprendió aquel cambio de Lucía.


El día del cumpleaños de Roberto, le regalaron un coche mediano azul y a Lucía, en su cumpleaños, le regalaron un libro y una rosa.


Pasaron días, más días y hasta semanas y los padres seguían sin enterarse de lo que le pasaba a su hija.
Pero un día lo comprendieron, ella lo que quería era que no siempre la estuvieran haciendo caricias, tener otro trabajo, llegar más tarde a casa, ...
Los padres le permitieron hacer todo eso y que dentro de un mes empezaría a estudiar para ser científica.
Ella, para festejarlo, decidió celebrar una fiesta a la que invitó a toda la gente de Tornavacas. Leyó un escrito que decía cosas como éstas:

"Por favor, no queremos más machismo, pensadlo dos veces antes de mandar a vuestros hijos a diferentes estudios, hacer regalos, poner colores para cada sexo, según sea chico o chica".
Os lo agradece Lucía.

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