miércoles, 6 de febrero de 2013

sáhara



Desde que llegamos, estuvimos hablando de las ganas de poder visitar las Dunas. Y finalmente pudimos hacerlo. Tawalo nos llevó al atardecer para disfrutar la puesta de sol encima de esas montañas de arena finísima. Creo que ese momento se convirtió en uno de los más increíbles de mi estancia aquí.

Cuando estábamos llegando, nos contó que justamente ahí, fue donde se asentó el primer campamento. Los restos de un pueblo que vivió allí durante años aún perduran. Si el lugar donde está ahora instalado el campamento, es cuanto menos, complejo, pensar en el tipo de vida que estas personas tuvieron al principio de su exilio nos ponía a todos la piel de gallina.


La gobernadora nos agradece estar ahí. Nuestra sola presencia ya les motiva y les da energía para luchar viendo que nosotros, a pesar de la situación en nuestro país, decidimos venir a ayudar. Siempre tienen presente que el motivo por el que están ahí, que su lucha pacífica es por la Liberación.
Nos ofrece centrarnos en su hospital y la verdad, nos parece lo mejor. El grupo de enfermeras con el que vengo trae un proyecto para tratar de ayudar en el control y tratamiento de enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión, dos de muchos de los grandes problemas sanitarios de esta zona.


No es la primera vez que vienen desde fuera a llevar a cabo una acción sobre algún problema concreto, pero lo que suele suceder es que nunca se continúa, por lo que la acción queda en nada. Por eso, es fundamental que labores como la que tratamos de llevar a cabo en estos días se mantenga en el tiempo.
En esta semana tratarán, sobre todo, de aprender el funcionamiento del centro sanitario, anotar carencias y ver dónde pueden aportar. Sin duda, la lista de necesidades es interminable.
La mañana en la que estaban viendo el hospital por primera vez, Tawalo me llevó a ver un taller de costura y diseño. Una marca que han creado para que los Saharauis confeccionen su propia ropa y además, se venda fuera.
Sahara Libre Wear
Cuando nos íbamos, Maribel, impactada por las condiciones del Centro Sanitario me animó a entrar.
Una no sabe qué decir ni qué pensar al ver algo así.
Centro Médico en Bojador

Por un lado, se es consciente de que hay que mirar lo que nos rodea dejando a un lado la mirada occidental, pero por otro, es inevitable. ¿Dónde confluyen las dos formas de verlo? Durante todos estos días trato de encontrar el punto de conciliación. Es interesante ver como al adentrarse en otra cultura, aunque sea tan tan diferente, asumes rutinas y costumbres en cuestión de horas y no te cuestionas cosas que en nuestro hogar serían extrañísimas. Una mosca en mi casa me pone de los nervios pero aquí puedo “ducharme” al lado de una cucaracha.

Pero a la par, gestos que en nuestra cultura nos parecían normales, como algo tan común como la desorganización, de repente aquí se ven insólitos y criticables.


Es cierto que hay una falta de formación e información sobre normas básicas de salud e higiene pero cómo encontrar la manera de introducir los cambios, cómo explicar sin ofender, cómo conocer sin imponer es complejo.
En eso radican casi todas las discusiones del grupo, en un tema que nos preocupa y mueve.

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